El dentista es una fuente de ansiedad para mucha gente, y eso se multiplica cuando el paciente es nuestro hijo.

 

Estudios

Los resultados de un estudio de la Universidad Carlos III de Madrid, publicado en «International Journal of Paediatric Dentistry», indican que el miedo al dentista se transmite de padres a hijos. Los investigadores analizaron a 183 niños de entre 7 y 12 años de la comunidad de Madrid y a sus padres y encontraron que los niveles de miedo de padres e hijos estaban correlacionados. Así, los autores señalan que el padre o la madre puede mediar en la transmisión del miedo a su hijo, ya que su reacción frente al dentista puede incrementar o reducir la ansiedad que experimenta el pequeño.

 

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Según explica Pablo Ramírez, vicepresidente del Colegio de Dentistas de Las Palmas, hasta un 15% de la población padece odontofobia y el porcentaje restante siente algún tipo de malestar, ansiedad o miedo cada vez que acude a la consulta de este especialista.

 

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La información sobre las expectativas y los beneficios de ir al dentista pueden ser la clave para dar el paso a una salud global que empieza por una boca más sana. «Los odontofóbicos, en su mayoría, temen las agujas, la perforación y la extracción del diente», señaló Ramírez. El origen de estos miedos puede encontrarse, como señala el vicepresidente del Colegio de Las Palmas «en una mala experiencia personal o incluso en una visita al dentista con uno de los padres».

 

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¿Que podemos hacer?

Lo primero que se debe tener en cuenta, es que el dentista conoce el comportamiento de los niños en la clínica y solo quiere lo mejor para nuestros hijos.  Los padres y el personal de la clínica, queremos que al niño se le resuelvan sus problemas dentales. Siempre de la forma más agradable posible, sin miedos y sin estrés.La primera vez que un niño viene a la clínica es muy importante. Es el primer trato que tiene con el sillón, el material y sobre todo con el dentista y su equipo.

La primera visita, lo ideal es que sea una toma de contacto, que no se haga ningún tratamiento. Sólo el diagnóstico y radiografías si el niño colabora. La segunda visita, cuando ya conoce el dentista, será más fácil así. A los padres, se les debe explicar lo que el niño necesita estableciendo prioridades y como se va a realizar el tratamiento.

El tratamiento dental es un poco especial. Normalmente se necesitan varias visitas y en todas se requiere la cooperación del pequeño. Los padres deben tener paciencia y traer a su hijo todas las veces que sean necesarias. Dependerá de la colaboración del niño y del tratamiento a realizar.

 

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“Hay que transmitirles confianza”

Siempre hay que intentar tratar la visita con naturalidad. Como una experiencia positiva: vas a aprender muchas cosas nuevas, van a dejarte los dientes muy limpios… Nunca usar palabras agresivas, aunque sea para intentar tranquilizarlos: ”no te van a hacer DAÑO”, ”es un PINCHACITO de nada”, ”no te vas a enterar cuando te ARRANQUEN el diente”… Y mucho menos como una broma para meterles miedo. Esas bromas DAN miedo, y pueden llevar a que un niño no se deje tratar.

Los padres con miedo al dentista transmiten ese temor a sus hijos, por eso hay que tener mucho cuidado. Imaginad qué pensará un niño si ve a su padre nervioso ante una situación que el niño no conoce. Por eso, es mejor que los papás se queden en la sala de espera, si así se les indica, para no crear un ambiente de nerviosismo. Esto puede hacer más difícil el trabajo del dentista, aunque con buenas intenciones, diciendo cosas como: ‘‘¿te han hecho daño?”.

Cualquier duda sobre el tratamiento, cómo y por qué se debe hacer, si se debe usar anestesia, qué cuidados hay que seguir…, hay que plantearla al profesional. Por minúscula o irrelevante que parezca, tenemos que estar convencidos de qué se le va a hacer a nuestro hijo. Tiene que haber confianza y comunicación con el profesional que lo va a atender. Y, en la medida de lo posible, el niño no debe estar presente cuando se planteen estas dudas, para afianzar su seguridad.

Son sólo unos cuantos consejos que espero os sirvan de ayuda, para que el tratamiento de vuestro hijo sea lo más agradable y efectivo posible. Todos queremos que crezca con una boca sana y sin miedo al dentista.

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