Por suerte o por desgracia, existe un temor infundado a ir al dentista u odontólogo. Y digo infundado porque con la anestesia puesta es imposible sentir nada de nada, pero aun así hay quien siente auténtico terror a visitar a este profesional. La pregunta que os habréis hecho alguna vez es, ¿por qué? Es posible que un equipo de científicos japoneses haya encontrado la respuesta.

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Según estos investigadores, el zumbido del “motor” utilizado por los dentistas, responsable de palpitaciones y temblores en muchos pacientes (sin dolor de por medio) se debe a una respuesta cerebral desconocida hasta ahora, pero que gracias a la neuroimagen ha dejado de ser un misterio.

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Para descubrir que sucede en nuestro cerebro en esta situación, los investigadores utilizaron escáneres cerebrales comparativos entre diferentes pacientes, llegando a la conclusión de que aquellas personas que llegaban aterrorizadas a la consulta del dentista mostraban marcadas diferencias en su respuesta cerebral en comparación a los pacientes más relajados. Estudiar a fondo como controlar esta reacción cerebral podría allanar el camino a nuevas maneras de hacer que los pacientes se sientan más a gusto en sus visitas al dentista, como bien comenta Hiroyuki Karibe, de la Nippon Dental University.

Karibe se puso manos a la obra y junto a un grupo de psiquiatras pidió a 21 mujeres y 13 hombres de entre 19 y 49 años que rellenaran una encuesta sobre cuanto temían acudir a una cita con el dentista. En dicha encuesta se les pregunto cosas tales como “¿Usted se siente tenso durante el tratamiento dental?” o “¿Siente ansiedad cuando escucha el taladro dental?” Los voluntarios debían responder en una escala del 1 (nada) al 5 (mucho).

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Tras la encuesta, Karibe dividió a los voluntarios según su alto o bajo temor al dentista según sus respuestas y los examinó mediante una resonancia magnética funcional (fMRI) mientras les hacía oír una serie de sonidos, incluyendo taladros dentales y herramientas de raspado o succión.

Los participantes que habían respondido que tenían menor miedo a acudir al dentista (y por tanto sentían menor ansiedad) tuvieron una respuesta cerebral por parte del gyrus temporal superior izquierdo y derecho mayor al escuchar los sonidos dentales en comparación a cuando escuchaban sonidos neutros. Según Karibe, esto significa que los sonidos dentales provocan mayor actividad en las áreas auditivas primarias del cerebro.

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Pero, por su parte, las personas más ansiosas a la hora de acudir al dentista responden de manera diferente. En lugar de aumentar su actividad en las áreas auditivas cerebrales, lo que los investigadores detectaron es que se producía una respuesta más intensa en una región llamada núcleo caudado izquierdo, la cual juega un papel en el aprendizaje y recuerdo de los sonidos de estos instrumentos dentales,

Como curiosidad, el 10% de la población sufre una ansiedad severa al acudir a las visitas del dentista, y muchos evitan estas visitas hasta que tienen un gran dolor de muelas u otras emergencias como los abscesos dentales, algo que puede resultar negativo, ya que al retrasar la visita el tratamiento de estos males puede ser más traumático.